Puedo
decir, al menos lo que sé, claramente es la parte que me toca, que la mentira
está muy pero que muy lejos de mi hoy en día. Reconozco aún así, que en un
tiempo, un momento, un instante, cómo quieras verlo, estuvo muy pero que muy
cerca.
Cómo
no podría ser menos, estoy altamente agradecida ya que sin haber experimentado
esa etapa, me alegro que temprana, hoy no te podría contar esto.
En
su momento no había razón alguna. Te dejas llevar y crees que el dejarse llevar
es lo correcto. Ahora lo entiendo, todos nos equivocamos, todos cometemos
errores con el fin de aprender de ellos. Lo único que algunos aprendemos y
otros… pues no del todo.
La
cuestión es, que yo he mentido y mentí, cosa que he sabido con los años, por
falta de valentía, de una personalidad estable, de una fidelidad incondicional
a mi persona y en fin por una falta indudable de crecimiento personal, al que
lógicamente aún no le había llegado su momento y en mi caso, esta situación
formaría parte de él.
En
resumidas cuentas si hay algo que he aprendido de este concepto, ni bueno ni
malo, o tan bueno o tan malo como quieras verlo, es que no se lo haces a nadie,
que no mientes a nadie, ni nadie te miente a ti. Te mientes a ti mismo y se
miente a sí mismo.
Tú
no tienes la “culpa”, exceptuando algunos casos, aunque si te pones a matizar
sobre la mentira podría estar aquí mucho tiempo, mentira piadosa, mentir sin
mentira, ocultar información…tan relativo como quieras. Pero bueno lo que te
decía, después de experimentar el engañar y el ser engañada, ser sin duda
consecuente y CONSECUENTE, superarlo y seguir mi camino, llegué a la conclusión
de que la persona que decide mentir, lo ha decidido por alguna razón que yo
desconozco, pero que sin duda alguna razón de la cual yo no me voy a responsabilizar. Allá cada uno
con su decisión.
No
te olvides que la persona que está siendo “víctima” de una persona que miente,
en su gran mayoría y por su bien, “le dura un rato” y el que decide mentir
porque no tiene la valentía, la personalidad o se ve lleno de razones para
hacerlo, carga con ello toda su vida.
Luego
está el aprendizaje de saber diferenciar, un “me está engañando, que horror,
como puede ser capaz de hacerme ésto” con un: “se está engañando a él/ella”
pobrecito/a.
Yo
sé, que nunca más seré “infiel” a mi persona. Yo sé, que quiero rodearme
siempre de gente fiel a sí misma. Yo sé, que “mentir” no entra en mis planes de
vida.
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